CAPITULO
RECUPERAR LA EVALUACION.
Recuperar la
evaluación: Responsabilizarnos de quienes somos.
"En un
mundo en el que lo seres humanos se encuentran cada vez más carentes de normas
bien definidas, de apoyo comunitario y de metas colectivas, se hace cada vez
más necesario encontrar formas de ayudarles a ser capaces de definirse como
individuos y a conseguir controlar su propio aprendizaje y sus carreras
profesionales".
Este
capítulo intenta abordar lo siguiente: la intención es recuperar la evaluación
limitando su poder y promoviendo los tipos de evaluación que puedan mejorar la
calidad del aprendizaje. Parte de esta recuperación consiste en retirar algunas
expresiones clave como capacidad e inteligencia.
Para Stobart, recuperar la evaluación supone prescindir de algunos supuestos falsos y de una conciencia clara sobre algunas de las características de la actividad evaluativa que constituyen el centro de argumentación de la obra, a saber:
-La evaluación es la actividad social marcada por valores y no hay nada que se parezca a una evaluación independiente de las culturas
-La evaluación no mide objetivamente lo que hay, sino que crea y configura lo que mide: es capaz de componer personas
-La evaluación influye directamente en lo que aprendemos y en cómo lo aprendemos y puede limitar o promover el aprendizaje efectivo.
En el
programa de recuperación propone un proceso constructivo en el cual se le
otorgue un papel más modesto a la evaluación y se procuren unas
interpretaciones más cautas de los resultados; una mayor importancia a
las interacciones tanto técnicas como sociales que se producen en la
evaluación: finalmente un enfoque de la evaluación sostenible que se preocupe
por favorecer destrezas en los aprendices que les permitan responder al
aprendizaje actual y más allá de los contextos escolares en su vida personal y
social futura.
Para
concluir este capítulo: Recuperar la evaluación supone, por tanto, conseguir un
mejor equilibrio entre la evaluación sumativa del saber y las destrezas
actuales y la evaluación sostenible, que estimule a los aprendices a seguir
aprendiendo. La clave de este cambio está en la modificación de la función del
docente. Las pruebas de importancia decisiva promueven la dependencia del
profesor, tanto para interpretar el currículum como para saber lo que hace
falta para el examen. Los maestros y profesores pueden también empezar a
considerarse responsables del aprendizaje de sus alumnos, porque lo que tengan
que aprender habrá sido especificado con todo detalle. Al crear a unos
aprendices más autónomos, las escuelas y los docentes tendrán que ceder parte
del poder que la evaluación les confiere, compartiendo su “conocimiento
gremial” con sus alumnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario